2. Eventos

Un evento canónico puede ser una situación buena o mala que define el desarrollo y futuro de un personaje. La culpa de Peter Parker por la muerte del tío Ben fue la herida por donde salió Spiderman. Sin embargo, en el caso de Marigú no se encuentra un evento que la haya transformado en heroína, villana o un poco de ambas . 


A sus casi 70 años, Marigú mide 1,50 cm y pesa 48 kilos. A simple vista podrías decir que es una mujer frágil, pero eso es porque tiene el mismo mecanismo de defensa que las mantis religiosas. Se mimetizan para parecer una simple hoja, pero son sables.


La primera vez que Marigú se camufló fue cuando inició sus clases en el colegio de Lima. Demoró en darse cuenta que las niñas reían por su acento cuzqueño y Habla igual que mi empleada era la respuesta cada vez que abría la boca. Lavó su acento como quién logra sacar una mancha indeseable de vino de un pantalón blanco. 


Cuando pensó que había logrado encajar, descubrió que no solo hablaba sino que también se veía diferente a las niñas delgadas y rubias a las que su abuela llenaba de elogios. Sufría en silencio cada vez que su abuelo tomaba en brazos a su prima Marilú y le decía que sería la próxima Miss Perú. 


Marigú era gorda, caderona y tetona; la criatura había tenido un desarrollo rápido porque menstruó a los 9 años. Incluso tuvo un fugaz pretendiente de 18 años (actualmente los llamamos pederastas) que huyó despavorido al enterarse que la mujer que vio por la calle y siguió hasta su casa, era una niña. 


Mimetizar su apariencia no fue tan fácil como cuando lo hizo con su acento. Por eso, decidió que no sería lo que la defina. Hizo paz con que no sería la próxima Miss Perú, pero si no lograba que elogiaran su cabeza por fuera, haría que lo hicieran por lo que había dentro. 


La pobre infeliz era dura para las matemáticas y para eso tenía a Lucho Rosas, su profesor particular que en momentos de desesperación le decía que era una res (manera delicada de decirle bestia). Juntos lograron que Marigú entre al cuadro de honor del colegio. 


Quisiera decirte que esto fue suficiente, pero en casa le reclamaban el primer puesto y  repetían: ¿Qué tiene la que se sacó el primer puesto que no tengas tú? El último año de colegio lo logró. Cuando subió al escenario, miró a su abuelo desde lo alto y se sintió mejor que cualquier Miss Perú.












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