Introducción

Madre siempre fue y será un cuerpo público. Un cuerpo donde viví, me alimenté y me refugié. Ver a mamá salir desnuda de la ducha es una postal cotidiana en casa. Si se tratara de otro cuerpo, correría espantada a denunciar un atentado en contra de la moral y las buenas costumbres. Por eso debes de entender mi sorpresa cuando a sus sesenta y largos, la vi salir de bañarse con una toalla que bloqueaba su desnudez. Miré a mi hermano, copropietario del cuerpo de madre, y le pregunté : ¿Por qué se tapa? Respondió: No sé. Ahora hace eso. 

Ofendidos por el nuevo pudor de madre, entendimos lo que sintió Dios cuando vió que Adán y Eva cubrieron sus genitales con hojas luego de haber mordido la manzana del árbol prohibido en el paraíso. Ante los reclamos y reproches, madre nos pidió que la dejemos en paz. Luego de un tiempo corto, regresó a sus andanzas nudistas y el orden en nuestro mundo se restauró. 


Percibo de manera equivocada a madre como una propiedad de la que solo conozco una parte y ese no es el comportamiento correcto de una terrateniente. Razón suficiente para convertirme en su historiadora personal. Además, creo que es necesario crear un documento que me haga conocer su vida antes de que me diera la mía. 















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